sábado, 13 de junio de 2009

Mentiras

Mentimos continuamente. 
Mentimos cuando hemos hecho algo malo para que no nos descubran. Cosa totalmente lógica, pues es señal de flaqueza. Cuando nos descubren una mentira, quien lo hace pierde confianza en nosotros.
Pero es un instinto natural. Todos mentimos. Desde que somos bebés hasta que llegamos a ancianos. A veces mentiras gordas, otras mentiras piadosas. 
Pero una cosa es mentir y otra ocultar.
Cuando no sabes, no sientes ni padeces. Cuando descubres que el cajón tenía un departamento secreto, te sorprende, pues ni lo habías pensado.
Pero cuando preguntas por ese mismo cajón, y te dicen que no, te insisten que no, que es un cajón de lo más sencillo, y de pronto, sin tu quererlo incluso, descubres que hay más, ahí sí. Te sientes la persona más estúpida.
Ves que ese cajón, que creías labrado a mano, sencillo, natural, sin trampas ni máscaras, ha sido diseñado por una mente manipuladora y mezquina.
¿Qué haces entonces? 
Yo por mi parte, he decidido cerrar el cajón, callarme la boca y no volver a abrirlo nunca.