A Machado...

Recuerdo que era una tarde fría, de las que el cielo vestido de gris y el húmedo aire de la calle te hace buscar refugio en el calor de hogar arropada con una manta. Era muy niña aún, pero no puedo olvidar el acogedor momento que vivía. Fue cuando escuche por primera vez tales versos, que sin yo entender nada de literatura, hicieron quedarme absorta en las palabras.

Era Serrat cantando "La Saeta". No entendía bien lo que cantaba, pero no hacía falta. Eso estaba escrito con un sentimiento profundo, desde dentro. 

Mi padre me dijo que era un poema de Machado. Desde entonces, mi inquietud por este tal "Antonio Machado" no cesó hasta encontrar un libro con todos sus poemas.

Durante años me acompañó a la hora de dormir, fue mi primer poeta..., descubrí la descripción de la naturaleza del amor, la pena, la soledad.... encontré la belleza de unas tierras que para mi se perfilaban frías y distantes.

En fin, que no es cuestión de que me enrolle tanto con la entradilla, así que aquí os dejo uno de sus versos.

Que lo disfrutéis.

Hoy te escribo en mi celda de viajero,  

a la hora de una cita imaginaria.  

Rompe el iris al aire el aguacero,  

y al monte su tristeza planetaria.  

Sol y campanas en la vieja torre.  

¡Oh tarde viva y quieta que opuso 

al panta rhei su nada corre,  

tarde niña que amaba a su poeta!  

¡Y día adolescente  

-ojos claros y músculos morenos-,  

cuando pensaste a amor, junto a la fuente,  

besar tus labios y apresar tus senos!  

Todo a esta luz de abril se transparenta;  

todo en el hoy de ayer, el todavía  

que en sus maduras horas  

el tiempo canta y cuenta,  

se funde en una sola melodía,  

que es un coro de tardes y de auroras.  

A ti, Guiomar, esta nostalgia mía.